Tal día como hoy hace ahora 18 años, en una pequeña localidad andaluza, muy cercana a una capital de provincia y cuyo nombre omitiremos por simple cortesía, nació Óscar Mejide, fruto de la pasión desenfrenada y desprotegida de Manuel Mejide y Susana Candón, ambos neurocirujanos de prestigio. Desde pequeñito, ya se veía en Óscar que su futuro laboral, tal como sus padres y sus abuelos (maternos y paternos) sería la medicina. Operaba ficticiamente a sus G-Joe que transportaba por toda la casa en tanques de juguete a los que aplicaba una banderita con una cruz roja mientras gritaba imitando una sirena de ambulancia. Óscar Mejide había sido un "niño bueno" toda su vida. Sus calificaciones en párvulos llevaron a su profesora, Elena Mateos, a insistir en matricularle en un programa de niños superdotados. Pero los padres de Óscar no consintieron en que su hijo se convirtiera en un bicho raro y le dejaron seguir sus estudios de manera "normal".
En el colegio la cosa no fue diferente. Matriculas de honor como ristras de longanizas decoraban su libro de escolaridad. Su futuro pintaba tan brillante como la bicicleta que su padre le regaló tras acabar con éxito infalible el ultimo año de su educación secundaria; bicicleta con la que acudió por primera vez a una cita.
Hasta entonces no había salido con los chicos de su edad porque eso le distraía de su vocación, que no era otra que estudiar y estudiar para acabar siendo neurocirujano de renombre como toda su familia, pero aquella calurosa tarde de verano, recién terminada la educación secundaria, se dejó convencer por sus dos únicos amigos, Tate y Mariano, generalmente malos estudiantes y particularmente ceporros de pro, para acompañarles a ellos y a unas chicas de su clase, al cine a ver una peli de miedo. La cita acabó en bochorno cuando Óscar, no familiarizado con las vísceras del celuloide y poco habituado a las palomitas de medio kilo, vomitó sobre el regazo de Lucía Osuna, la chica de su clase que antes había usado sujetador.
Desde aquél día fatídico Óscar supo que sus mejores amigos serían los libros y que, salvo para ir a la biblioteca a estudiar o a hacer los recados de casa, no volvería a pisar la calle. Y que cuando una pelicula se anuncia como terrorífica lo que realmente significa es que es repugnante.
Bachiller fue un camino de rosas en cuanto a lo de estudiar se refiere. No se podía decir lo mismo de su vida social. Si bien Óscar seguía sin salir, lo cual dificultaba con creces el hecho de tener amigos de verdad, hasta que llegó al instituto sus principales problemas derivados de su autoencierro eran perderse unas gominolas en el parque o salir a tirarle piedras a alguna cosa. Pero, movidas por una suerte de prestidigitación pubescente, las hormonas de sus compañeros/as habían decidido tomar la autonomía de sus cuerpos y mentes y ahora, quedarse en casa le hacía pensar en que se estaba perdiendo una de las múltiples y emocionantes historias de coqueteo y discoteque que los chicos contaban a todas horas. Ése mundo desconocido de las discotecas, los primeros cigarrillos, el alcohol y EL SEXO! le eran tan desconocidos como atractivos le resultaba. Pero tenía claro su objetivo por lo que, fiel a sus ideas, pasó el bachillerato estudiando y aprobando como un campeón todo lo que le ponían por delante, pensando que más adelante tendría ocasión de disfrutar todo lo que en ese momento se estaba perdiendo.
Y bien, llegados al día de hoy que, como decíamos, es el mismo en que nació nuestro héroe, solo que dieciocho años después, nos lo encontramos ahí, en su mesa de estudio, concentrado en preparar a conciencia la selectividad, ya que necesita un ocho de nota de corte para acceder a la carrera de medicina. No debería ser ningún problema para él ya que la media con sus notas en bachiller debería ser suficiente por poco que haga. Juguetea con la estilográfica que sus padres le han regalado con motivo de su cumpleaños cuando llaman a la puerta. Son Tate y Mariano, sus amigos de toda la vida, compañeros de clase eternamente. Pasan a la habitación y le cantan el cumpleaños feliz. Óscar les agradece la visita y añade:
-Gracias,de verdad, sois los mejores. Y ahora, si no os importa, voy a repasar un poco esto, que mañana tengo 2 exámenes de selectividad. Ya sabéis, el futuro está en juego.
Tate y Mariano se ríen dándose codazos.
-Tío, ya te lo debes saber de memoria. Eres el cerebrito del tuto- dice Mariano.
-Sí, el friki del tuto también- apunta Tate.
-Sí, sí, si lo tengo claro todo ya, pero es mañana y este repaso es decisivo.
Los dos amigos se miran con cara maliciosa.
-A ver, Oscar- dice Tate sentándose a su lado- Hoy es tu cumple, colega.
-Eso es verdad, Óscar, dieciocho, tío. Eres adulto desde hoy.
-Sí, sí, pero también seré adulto dentro de dos semanas.
-Nada de eso. Tío, el dieciocho cumpleaños se celebra, por cojones- dice Tate convincentemente.
-No me liéis, que esto es importante, de verdad.
-Tío, hemos quedado hoy con Lucy y unas amigas de ella para...
-¿Lucy? ¿Qué Lucy?
-Lucy la 90, tío. Tu Lucy- dice Mariano haciendo con las manos como si tuviera pechos de mujer.
-Pfff, Lucía Osuna- dice Oscar un tanto dubitativo- ¿Qué queréis, que le vomite encima otra vez?
-Anda ya, tío. Eso fue que te sentó mal el refresco del cine- dice Mariano.
-Esta vez será diferente. Mis padres no están en casa- dice Tate con una sonrisa de oreja a oreja- Y hemos quedado allí. Mariano ha conseguido alcohol de un primo suyo que trabaja en una tienda. Va a ser la leche.
-¿Alcohol? ¿estáis locos?- dice Óscar nervioso.
-Tío, dieciocho... -dice Mariano dándose golpecitos en la cabeza- dieciocho añitos...
-Bueno sí, pero no quiero beber alcohol hasta que no esté preparado.
-Bueno, más para nosotros. Pero Lucy si que va a beber alcohol y es toda para ti.
-¿Para mi?
-Sí, lo ha dejado con Pepe, y nosotros ya nos hemos pedido a las amigas- dice Mariano limpiándose las babas.
-No se, no se... tíos, tengo que estudiar.
-Ya has estudiado bastante- dice Tate cerrándole el libro-Hoy tienes que relajarte, que el examen de tu vida es mañana. Y es tu cumpleaños, tronco. Esta noche Lucy la 90, mañana el examen, pasado el mundo.
-Sí, tío- dice Mariano- Vamos, dí que sí y nos vamos ya para allá.
-Este... dejadme pensarlo un instante.
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Tú decides:
OPCIÓN A: Óscar se queda en casa lamentándose por no haber ido pero estudiando para el exámen de mañana.
OPCIÓN B: Óscar decide que ya ha estudiado bastante y que a fin de cuentas es un cerebrito y se va a la fiesta.
OPCIÓN C: Otra. Cualquier otra cosa que se les ocurra, anótenla en los comentarios de esta entrada.
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EL DEBATE SOBRE EL FUTURO DE ÓSCAR ESTÁ ABIERTO. DEJEN SU OPINIÓN EN LOS COMMENTS Y QUE SEA LO QUE DIOS QUIERA. EN LA ESQUINA SUPERIOR DERECHA DE LA PANTALLA PRINCIPAL DE ESTE BLOG PUEDEN VOTAR LAS OPCIONES. (LA TERCERA OPCIÓN APARECERÁ CUANDO SE DECIDA CUAL ES DE ENTRE VUESTROS COMENTARIOS.)
¿Y a esto cómo se juega?
Cada LUNES el blog se actualizará con una entrada que expondrá la situación actual de Óscar y se dará a elegir a los lectores entre tres opciones que representarán su futuro inmediato: dos de estas opciones vendrán preestablecidas por la dirección del blog (ego sum) y la tercera quedará abierta para que sea el público quien la sugiera. De vosotros depende que Óscar se convierta en un triunfador en la vida o en un mendigo harapiento, por mencionar solo dos de las infinitas posibilidades. Adelante.
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lunes, 3 de marzo de 2008
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